lunes, 16 de septiembre de 2013

Querida soledad.

Querida soledad, nos volvemos a encontrar. No me dio tiempo de extrañarte, regresaste tan rápido que parece que nunca te fuiste. Quisiera saber qué hago para que te vayas y sólo vuelvas cuando lo necesite. Quizá sería mejor que me acostumbrara a tu compañía, a que probablemente siempre te quedes a mi lado. 

Gracias a ti he pensado demasiado, he resuelto muchos problemas y he aprendido a hablar conmigo misma y entender muchas cosas. Pero creo que el problema es que me estoy acostumbrado a ti, a que siempre estés a mi lado. Eso no es bueno... creo. 

Sé que a donde quiera que mire puedo encontrar a alguien dispuesto a escucharme, a ayudarme, pero no de la manera que yo quiero. 

Eres vacía, y por eso me siento así. Te metiste dentro de mí y no has querido marcharte. Has logrado que quiera partir de este mundo... otra vez. Y trato de ser fuerte, y lo estoy logrando, pero no es fácil serlo.

Ese momento en que tengo que respirar y volver levantarme sola, me va quitando un pedazo de mí.  Siento poco a poco como me voy quedando sin nada, o mejor dicho, me voy quedando solamente contigo. 

Creo que tú eres y serás mi fiel compañera. Mi mejor compañía siempre serás tú, soledad. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario